Granada

El fin de semana pasado fui a Granada con un grupo de estudiantes que cursaban clases en La Compultense también. El viernes por la mañana estuvimos muy ocupados: tuvimos clases, volvimos a la residencia para recoger nuestras bolsas, compramos una merienda para el viaje y subimos el autobús. Tardamos alrededor de 5 horas en llegar a Granada. Cuando llegamos a Granada noté inmediatamente que la ciudad no era igual que Madrid. Había una fuerte influencia árabe y me interesé en aprender más de la cultura,  e historia, y de la gente que vivía allá.

El viernes fui de tapas con dos tres amigas. Comimos muy bien y disfrutamos de sabores distintos, como el gazpacho, patatas con alioli y queso manchego. Después de comer dimos una vuelta para ver que había en las tiendas árabes. Las tiendas tenían muchas joyas, tapices, bolsas, y lámparas bonitas y me fascinaban los colores brillantes que ocupaban las calles estrechas.

A las 10:30 salimos para ver una actuación de flamenco en la parte vieja de Granada. Nunca había visto flamenco antes y no sabía que esperar. Había cuatro personas sobre el escenario y las mujeres se turnaban bailando. Lo que me sorprendió eran las caras de las mujeres mientras bailaban. Era obvio que lo de Flamenco requiere mucha concentración y hay que estar en buena forma para hacerlo bien. Después de un rato las primeras dos mujeres salieron del escenario y subieron dos nuevas mujeres. Justo cuando todo el mundo pensaba que la actuación había terminado, nuestra guía de viaje subió al escenario y empezó a bailar. Todo el mundo se puso muy emocionado y empezamos a aplaudir. Resultaba que su familia era de Granada y había aprendido el Flamenco cuando era joven. ¡Ojalá pudiera bailar así!

El sábado fuimos a una catedral para aprender más de la historia de Granada. Vi las tumbas de Isabel I de Castilla, Fernando II de Aragón, Felipe I de Castilla y Juana I de Castilla (Juana la Loca). La historia de Juana la Loca me fascina y me gustaría estudiarla más allá de lo que aprendimos durante la visita a la capilla. Después de almorzar en el centro fuimos a la playa donde charlamos, nos relajamos, y nos aprovechamos del buen tiempo.

Por fin llegó el domingo y logramos ver la Alhambra. Era aún más hermosa de lo que pudiera imaginar, con todos los detalles finos y sutiles que aparecían por todas las partes. Los jardines eran tan impresionantes como el palacio y no puedo creerme que hubiera sido construido hace ya más de 800 años. Me dejó sin palabras y no pude describirla como merecía y solo puedo decir que era espectacular, maravillosa, y algo incomparable.

Ahora he vuelto a Madrid y sigo tomando clases de lingüística y literatura. Esta noche pienso ir al cine, mañana al museo Tyssen, y el jueves al estadio de Real Madrid o al Palacio Real. ¡Qué suerte tengo yo que se me ha presentado la oportunidad de estar aquí un mes!

¡Que disfruten las fotos debajo del viaje a Granada!